Diferentes tipos de bultos en el pecho: causas y diagnósticos

Causas comunes de bultos en el pecho

Las causas por las que aparecen bultos en el pecho son muy variadas, como ya mencionamos en la introducción. En algunas ocasiones estos bultos aparecen a consecuencia de cambios hormonales, mientras que en otras puede tratarse de un bulto canceroso relacionado a la historia familiar y genética de la persona.

Como veremos más adelante, se puede tratar de enfermedades comunes, de cambios que se producen en el cuerpo por diferentes razones, o de cierto tipo de cáncer.

Edad y cambios hormonales

El National Breast Cancer Foundation señala que, aunque la aparición de bultos en los senos pueda ser preocupante, no siempre se trata de cáncer de mama. Además, hay una gran cantidad de factores que pueden hacer que salgan este tipo de bultos.

Un ejemplo de estos bultos son los quistes mamarios, que según Mayo Clinic, son benignos y suelen aparecer cerca del ciclo menstrual. En cuanto a la edad, hay que señalar que la mayoría de estas afecciones, dentro de las que también se incluyen los fibroadenomas y los cambios fibroquísticos, aparecen entre los 30 y los 40 años de edad.

Historial familiar y genética

El artículo que recién citamos también hace referencia a la historia familiar y genética, que puede influir en la aparición de bultos en el pecho que sí están relacionados al cáncer de mama.

La aparición de estos bultos cancerosos, que se caracterizan por ser indoloros y duros, se debe a la mutación de los genes BRCA 1 y BRCA 2, que se transmiten del padre o la madre a los hijos. 

Bultos benignos y malignos: diferencias clave

La distinción entre un bulto benigno y uno maligno es fundamental para determinar el tratamiento adecuado. Los bultos benignos, como fibroadenomas o quistes mamarios, generalmente son no cancerosos y no representan un riesgo grave para la salud.

Por el contrario, los bultos malignos están relacionados con el cáncer de mama y pueden propagarse a otras partes del cuerpo si no se detectan a tiempo.

Algunos de los factores que influyen para determinar si se trata de un bulto canceroso o no canceroso, son la forma, la textura, el tamaño y el movimiento. En todo caso, solo un especialista puede determinar de qué se trata. 

Tipos más comunes de bultos en el pecho

Existen varios tipos de bultos que pueden formarse en el pecho, cada uno con sus propias características y causas. A continuación, detallamos algunos de los más comunes:

Fibroadenoma: un bulto benigno común

El fibroadenoma es uno de los tipos de bultos en el pecho más comunes, y se estima que ocurre sobre todo entre los 20 y los 30 años. Estos bultos se pueden reconocer porque tienen una textura gomosa, son indoloros y se mueven de forma libre.

Vale aclarar que pueden variar de tamaño, y que se pueden formar en cualquier parte del tejido mamario. Si bien se trata de un tipo de bulto benigno, es recomendable hacerle seguimiento para asegurarse de que no cambie de tamaño o características.

Quistes mamarios: líquidos en el tejido mamario

Los quistes mamarios, según Middlesex Health, suelen ser no cancerosos, y generalmente se sienten como un globo de agua. Estos bultos, que aparecen de a uno o de a varios, la mayoría de las veces no requieren tratamiento, solo en los casos en los que son causa de dolor se drena el líquido para aliviar los síntomas.

Lipomas: bultos grasos en el pecho

Los lipomas son un tipo de bulto graso que se desarrolla bajo la piel, y suelen ser pequeños e inofensivos. Solo son motivo de preocupación cuando crecen o generan alguna molestia.

Los lipomas no requieren de ningún tipo de tratamiento, pero se pueden extirpar quirúrgicamente si el médico lo considera necesario.

Bultos cancerosos: cómo detectarlos a tiempo

Los bultos cancerosos, también conocidos como tumores malignos, se caracterizan por tener células cancerosas. Generalmente, tienden a ser duros, irregulares y no se mueven fácilmente bajo la piel.

El National Breast Cancer Foundation recomienda prestar atención a los bultos que causan dolor o malestar, no desaparecen después de la menstruación y comienzan a crecer o cambiar. Detectar a tiempo un bulto canceroso es clave para el tratamiento del cáncer de mama, y puede ayudar a mejorar el diagnóstico. 

Diagnóstico de bultos en el pecho

Aunque en una primera instancia los bultos en el pecho se detectan a través de un autoexamen de mama, es necesario que se realice una evaluación médica y algunos exámenes como ecografías y biopsias para determinar de qué se trata. A continuación, te contamos de qué va cada uno de estos estudios médicos.

Ecografía mamaria

La ecografía mamaria es el método de diagnóstico menos invasivo, ya que solo se utilizan ondas sonoras para crear imágenes detalladas del tejido mamario. Generalmente, lo que se evalúa con esta prueba es si la tumoración mamaria es sólida o si contiene líquido.

Mamografía y resonancia magnética

Con la mamografía se pueden ver quistes grandes y grupos de quistes pequeños, aunque no resulta muy útil para la detección de microquistes.  En algunos casos, también se puede realizar una resonancia magnética (RM) mamaria, especialmente en mujeres con alto riesgo de cáncer, ya que este estudio ofrece imágenes más detalladas del tejido mamario.

Biopsias y otros métodos de diagnóstico

Por último, tenemos que hablar de las biopsias, que se suelen realizar cuando los bultos en el pecho son sospechosos. Durante este procedimiento, se extrae una muestra de tejido del bulto para su análisis en un laboratorio.

Según John Hopkins Medicine, existen diferentes tipos de biopsias de mama, dentro de las que se incluyen la biopsia por aspiración con aguja fina, la biopsia por aguja gruesa, y la biopsia abierta, que se realiza durante un procedimiento quirúrgico. 

¿Cómo realizar una autoexploración eficaz?

El autoexamen de mama es clave en la detección de bultos malignos en el pecho. Lo ideal es hacerlo de forma mensual de tres a cinco días después de que haya comenzado el ciclo menstrual, explorando con los dedos todo el tejido mamario en busca de bultos.

Este autoexamen, según resalta MedlinePlus, se puede hacer de pie frente a un espejo, aunque la forma más efectiva es en posición de reposo boca arriba. 

¿Cuándo deberías preocuparte por un bulto en el pecho?

Tal como ya hemos resaltado en otros puntos, la mayoría de los bultos en el pecho son no cancerosos. Sin embargo, es importante prestar atención a algunas características que pueden ser motivo de preocupación.

Características de un bulto sospechoso

Los bultos sospechosos se caracterizan por ser duros, de forma irregular y con una posición fija. Otros indicadores pueden ser la presencia de dolor, cambios en la piel o la secreción de líquidos por el pezón.

Cuando consultar a un especialista

Es importante consultar a un especialista tan pronto como se detecte un bulto en el pecho, independientemente de sus características. Solo un especialista, después de haber realizado diferentes pruebas, puede determinar si se trata de un bulto canceroso. 

Tratamientos para bultos en el pecho

Tanto los bultos benignos como los bultos benignos pueden someterse a tratamiento, todo depende de las indicaciones del médico. En el caso de los bultos benignos, muchas veces no es necesario hacer nada, a menos de que causen incomodidad.

Cirugía para remover bultos benignos

En casos de fibroadenomas grandes o quistes persistentes que causan molestias, la cirugía puede ser una opción para extirpar el bulto. Este procedimiento suele ser seguro y efectivo, con una recuperación relativamente rápida.

Tratamientos oncológicos para bultos cancerosos

En caso de que la biopsia haya confirmado la presencia de células cancerosas en los bultos, se pueden realizar diferentes tratamientos. Según la Cleveland Clinic, esto incluye cirugía, quimioterapia y radioterapia. 

Prevención y detección temprana de bultos en el pecho

Tomar medidas para la prevención del cáncer de mama es clave, sobre todo si se tiene antecedentes familiares de cáncer. Algunas de estas medidas preventivas incluyen el tener hábitos saludables, ejercitándose de forma regular y teniendo una vida equilibrada; y realizar exámenes preventivos con cierta regularidad.

Hábitos saludables para reducir el riesgo

Los hábitos saludables son clave en la lucha contra el cáncer de mama y otros tipos de cáncer, ya que pueden ayudar a disminuir significativamente el riesgo.

Mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física de manera regular y evitar factores de riesgo como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol puede hacer una diferencia.

Tener hábitos saludables no solo favorece el buen funcionamiento del organismo, sino que contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico y ayuda a tener bajo control los factores de riesgo.

Programas de cribado mamario

Las revisiones médicas son otro factor importante, porque ayudan a detectar el cáncer cuando se encuentra en sus etapas iniciales y es más fácil de tratar.

Los programas de cribado, como las mamografías regulares, ayudan a detectar cualquier anomalía a tiempo, especialmente en mujeres mayores de 40 años o con factores de riesgo. Según la Canadian Cancer Society, cuanto más temprano se detecte el cáncer, mayores son las probabilidades de sobrevivir.